Naufragios

En las terrazas menos pobladas de Conngo, sobre los montes boreales, existe una especie de conglomerado urbano, donde la gente hace solo aquello que gusta de hacer... Nadie hace nada en este lugar, si no es por su propia comodidad y conveniencia.

No existen prácticamente historias autóctonas propias de esta tierra, que traten acerca de fraternidad o de movilización solidaria alguna.

Algunos pobladores sufren, en este lugar, el tormento de convivir entre pares, tan desprovistos de conciencia de comunidad, como ellos mismos.

Como corolario, -aseguran las malas lenguas, que “son vulnerables al acecho de otros individuos que suelen patearles los tobillos, pese a que sobre la misma vereda, pero mas cerca del sol... caminen para el mismo lado.

Sabido es, por estos barrios que “todos, en su momento, abandonan los barcos naufragados”.

Y siempre llega a estas latitudes, ese instante en el que todos los naufragios, se sienten ajenos.

En los lagos de algunos valles (como estos), la intrascendencia social pesa mas que cualquier empuje y por ende todo, al fin se hunde sin ecos ni sombras o reflejos individuales.

Corroborar la regularidad con la que se padece este tipo decepciones, suele redundar en penurias y , aunque parezca insólito, en general, saberse ignorado y abandonado a la propia suerte, le sirve a uno de experiencia, para volverse aun mas egoísta. Manteniendo el sistema.

De lo expuesto, se sugiere insistidamente, no turistear estas tierras, a menos que pretenda uno, morir antes de ver el próximo cometa.

Sobre los falsos sabios

No hay diccionario en la tierra de los mortales,
que contenga una cantidad de epítetos comparable
a la que pueden desplegar, entre prodigios,
los sabios y brujos en estado de éxtasis frenético
vueltos sacerdotes ancestrales en la península boreal.

Tal es así, que nunca ningún palabrista vulgar,
pudo siquiera, mantener una discusión o litigio,
verbalmente equilibrado con un sabio de estos.

El secreto de esta sabiduría, al parecer,
lejos de denunciar la magra sapiencia.
Redundaba en un vocabulario infinito
y armado de creatividad.
Dote ideal para la clara exposición de las propias ideas

...Se cree que por esto, que en cada barrio de esta,
la tierra de los mendigos, los aplausos y los pordioses,
hay personas con personajes sin historia ni historieta.

Que creen, que por el solo hecho de dominar,
determinado compendio o "cluster" de tecnicismos,
puede pasar por un intelectual polémico.
Ostentando en cada estéril intento,
apenas, la vergüenza miserable y triste,
de que se sepa, y de saberse un sabio fingido.

Los conngoleses por esto,quedan siempre vulnerables
ante la vil estafa de recibir consejos apócrifos.
Encarnados en la estampa de confesos semiperdonados,
...o propinados por supuestos beatos y castizos de larga fama

que ebrios de la falaz verborragia del "hablar en difícil",
sostienen afirmaciones imbéciles, y eluden toda profundidad
mediante sarcasmos grotescos y ordinarios de la índole de:


"hay cosas que aclarando se oscurecen"o...
"Para que te voy a contar?"

Sobre viandantes

Por las calles del Conngo, ocurren cosas casi ironicas, por ejemplo...

Cuando ves a una persona conocida desde la ventanilla de un colectivo, sufrís de esa especie de delay, que pareciera como que no te deja llegar a saludarla a tiempo.

...en todo caso,

lo que no te permite es estar seguro de que aquel quien te pareció ver, era exactamente la persona destinataria y meritoria del saludo.

...Afirman:

"en ocasiones, podes darte cuenta" Pero después... Después de un instante.

Tiempo durante el cualla distancia física se ha hecho tal, que la comunicación es

Absolutamente inviable.

Las Realidades de Conngo

En los medios de la mitad del Conngo, los rumores nunca apuestan a la incerteza de creerle a otro rumor mas engreído.

En cambio, en cada uno de ellos, se genera una suerte de propia crónica "objetiva" de los hechos. Es por eso que cada uno de los conngoleses, vive en cierto punto una realidad objetivamente distinta.

Por supuesto, al igual que por estos rincones... se ha dado el nombre de "realidad", a esa sensación efímera y volátil, mediante la cual cada uno de los seres percibe cierta porción del mundo que lo rodea.

De esta manera, solo cobra sentido hablar de "la realidad" cuando se comparte determinada circunstancia, o se cree estar compartiéndola con otro ser, otro ser tan impresionado por el mundo exterior, como por una presencia ajena.

...de los relojes

Los segundos, doblan en las esquinas del tiempo, sin agujas ni piloto y bajo la lluvia de antaño, no es raro ver algunos minutos, ebrios de ego, o desnudos de todo abrigo y talante por las plazoletas del Conngo.

Represiones

A los cobardes, disfrazados de hombres probos, les es dado andar de garrote por el mundo, como si pretendiesen trocar, y a cambio de un poco de dolor físico, reconfigurar descarriados.

Gineceos del Conngo

Existen seres cósmicos en este lugar, tal es el caso de las mujeres mágicas del Congo, las que aceleran los atardeceres por salir al aire, y con su luz, agotar cada vez mas temprano al propio sol.

Las mujeres castas, suelen sonreír a menudo, con una risa perpendicular al desencanto que sorprende al verlas, algo así como un gemido o quizás una queja.
Otras en cambio, viven entre los modelos de plástico y no son, si no mas que muñecas que regalan besos, venerablemente hermosas, imitan angelitos de porcelana, y no sonríen... te alargan la vida un ratito.

Cada una de ellas, tiene todo permitido pues nada nunca puede nunca negársele.
Ante la menor fluctuación, cambian los horarios y sobrevienen noches en las horas de la mas tempranas mañanas y viceversa.

Azares

En el Conngo, los impuros comprendemos que la suerte de seguir andando, al igual que cualquier otro azar, carece de sustentos y por tal, es volátil, y jamas avisa sobre cambio de frente alguno.

La propiedad de las historias en El Congo

Es ley primordial entre las primordiales del Congo que las historias son de quien las pregona. Desde las gacetas de los sabios reales, se extrae la siguiente sentencia al respecto:

"Es cotidiano en estas latitudes, el hecho de que no alcance el alegato circunstancial de haber vivido cada uno, por si mismo la historia, como para andar denunciándose parte material de esta.
Con solo soñarse protagonista de alguna historia, le es dado a cualquier mortal, la misma notable promiscuidad para recordarla, desde luego, con la misma intensidad que su propietario original... e incluso con una avidez especial al comentarlas."