Existen seres cósmicos en este lugar, tal es el caso de las mujeres mágicas del Congo, las que aceleran los atardeceres por salir al aire, y con su luz, agotar cada vez mas temprano al propio sol.
Las mujeres castas, suelen sonreír a menudo, con una risa perpendicular al desencanto que sorprende al verlas, algo así como un gemido o quizás una queja.
Otras en cambio, viven entre los modelos de plástico y no son, si no mas que muñecas que regalan besos, venerablemente hermosas, imitan angelitos de porcelana, y no sonríen... te alargan la vida un ratito.
Cada una de ellas, tiene todo permitido pues nada nunca puede nunca negársele.
Ante la menor fluctuación, cambian los horarios y sobrevienen noches en las horas de la mas tempranas mañanas y viceversa.
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