Secreto

De los habitantes del Conngo hay uno que, sin saberlo, es inmortal.

Soles

Infinitos son los soles del Conngo. Infinitos también los intentos de los sabios por enumerarlos.
Algunos han podido ser identificados al momento:
  • Sol: Ojo gigante que espía al Conngo y, en su mirar, castiga desterrando al observado.
  • Sol: Dios detrás de la sombra de quien merece ser proyectado.
  • Sol: Agujero por donde pasan cosas.
  • Sol: Actor oculto que la trama empieza.

¿Será?

En el Conngo nadie cree haber existido jamás

Opiniones

En el Conngo nadie ha podido opinar nunca de lo que no ha logrado reirse.

Miedos

En el Conngo los miedos se presentan en diversos formatos. Los hay baratos y caros; milagrosos y pendencieros; lilas y amargos; infinitos y etc.
Cada quince días los habitantes, sin saberlo, se pasan el propio al ajeno. Quien temía a los conngudos de pronto lo hace a las paredes. Uno a uno los miedos mudan de cuerpo y mutan sus formas para adaptarse al inquilino de turno.
Los transeúntes no logran percibir los cambios. Algunos mienten y declaran que no tienen temor alguno, otros aseveran que el miedo les pertenece y no quieren soltarlo.
Los sabios previos, quienes se adjudican la invención de estos curiosos pánicos ambulantes, rebalsan de orgullo antes sus creaciones. Alegan que, de este modo, los miedos son del pueblo y nunca del clero conngolesiano.

Autopistas

Las vías rápidas estaban allí cuando llegaron los sabios primeros. Ninguno se vio sorprendido por tamaña construcción. Tampoco se preguntaron adonde lleva cada una de ellas.
Con el tiempo fueron arribando las diversas oleadas de sabios. De este modo, los ya nativos aprendieron el destino de los caminos al indagar la procedencia del migrante.
La autopista verde conecta con las Dunas del Misterio. Allí los calles son sinuosas y los semaforos amarillos. Escapar de sus arenas implica atreverse a acelerar y no temer la aparición de terceros por entre las dunas.
La ruta de la luna termina en la Tierra Oscura. Son tierras donde la luz no ha sido inventada aún. La vida se desarrolla felizmente entre sombras y opacidades. Cuando un lugareño logra ver algo es inmediatamente desterrado por loco. El Conngo no tiene reparos en brindar asilo político en estos casos.
La vía del coyote ha visto la llegada de solo tres inmigrantes. Camello, León y Dragón. Sólo el último pudo adaptarse al Conngo. León sigue peleando por volver y Camello todavía no pudo percibir que ya ha partido.
Por último tenemos la senda de la muerte. Nunca nadie ha visto quien la transite, a pesar de lo cual mucho alegan haberlo hecho. Los sabios primeros dicen que allí descansan los sabios primeros.
Y que no quieren ser molestados.

Tiempos Compartidos

Cuando un conngudo se encuentra con otro, el tiempo del Conngo colapsa. De modo tal que cada uno invierte en el mitín la tercera parte de lo que se lleva. Complicadas maniobras que le permiten al conngudo ser maestros en el arte de robar tiempo.
Los conngueños, en cambio, no perciben sus encuentros. La oportunidad de actuar en la cuarta dimensión es transparente para ellos. Los conngueños se quejan mucho de su soledad.
El conngués es quien más valora su capital. Examina con detalle cada instancia, tanto como su pre y posterioridad. Cuando un conngués actúa se revoluciona el Conngo.
Los conngolitos han aprendido que sus conexiones son tan poderosas como improbables. El tiempo con ellos no colapsa, sino que es sometido a su voluntad.

Ritos y Sueños

Una de las tareas más complejas del Conngo es la última del día. Aquella que debe ser cumplida para, luego si, permitirse una brevedad onírica.
Los sabios primeros fueron quienes impusieron el ritual de la Búsqueda del Mientras: Consiste en la enunciación precisa y falaz de los dioses últimos. Uno a uno son evocados por su nombre y, dios a dios, deben rendir cuentas de los hechos diarios, las singularidades futuras y los para qué de la existencia de los malaslenguas.
Finalizada la instancia, cada dios debe ofrecer un tributo al Conngo invocante. Sin la dádiva será imposible para el parroquiano pegar un ojo en toda la noche.
En el Conngo, son los dioses quienes ofrecen un motivo para soñar.

Singularidades

Las narraciones primeras explicitan el carácter único de cada evento en el Conngo. En estas tierras no hay siguiera uno para el dos, y mucho menos cada dos habrá tres.
Lo que sucede es único, sui generis. Jamás será el primero de una cadena de otros símiles con los cuales compararse luego. Cada pestañear es análogo a sí mismo.
De esto concluimos que el Conngo exagera cuando se juzga existente en tiempo y espacio. No podría sostenerse siendo algo aquello que nunca fue más que fugaz.
Algunos flashes eventuales, sin embargo, son recordados como más incógnitos que otros.
Citaremos algunos:
  • Un lunes amaneció domingo.
  • La boca que murió por un pez.
  • Aquel árbol que se mudó a los suburbios.
  • El Conngoccino con sabor a miel.
  • Los versos del poeta conngues que nublaron la vista
  • Descripción del Conngo que escupió en la cara.
  • La singularidad que se pretendió constante.