Representaciones

Ciertos algebristas no distinguen las relaciones de igualdad de las de semejanza. No precisan axiomas que justifiquen diferencia entre ser lo mismo y responder lo mismo a una dada operación.

En lo mas chato de las llanuras breves, vive la etnia de las malaslenguas, confeccionan catálogos y son especialistas en extrapolar operatorias, llegando al extremo de practicar la idea en su propia organización social. Se supone que este procedimiento da origen de la proverbial burocracia conngoleña.

Entre los tributarios de esta orden, documentar una identidad es un derecho, no una obligación. De modo que, aunque se trate de dos viandantes distintos, sí ambos se comportan de manera similar frente a una dada contingencia, ambos individuos, son el mismo. En caso contrario, puede que nunca lleguen a conocerse.

A la vuelta

Muy de vez en cuando, en los alrededores de un mismo centro, las vueltas devuelven encuentros fugaces e irreversibles. Casi nunca puede uno encontrarse nuevamente con el mismo otro con quien supo cruzarse alguna vez.

En los bares, los manuales de lomo ancho disertan que: “uno mismo nunca vuelve a ser, el mismo uno mismo de nuevo” y que toda experiencia es imagen de un recuerdo.

Según parece, tampoco aquí hay lugar para la singularidad de los regresos.

Ni lo mismo ni igual

En el Conngo no se practica la sinonimia, por considerarla poco práctica. Cada palabra es a la vez única y carente de significado. El conngues eficiente será aquel que, atento a los cambiantes vientos semánticos, huele el enunciado apropiado y lo escupe raudamente.
El conngolito, en cambio, es quien está cansado de soplar.

Exoconngo

En el Conngo, todos los planetas están habitados

Montañas

Las montañas en el Conngo son prácticamente invisibles. Sucede que el conngolito promedio tiene el poder de atravesarlas, tanto con su mirar, ego y caminata.
El lector maduro se preguntará, sospecha el autor precoz, qué grado de atrevimiento es preciso para nominar montaña a lo que, como es evidente, carece de existencia. Pregunta tanto válida como apresurada.
Las montañas en el Conngo, dijimos, son prácticamente invisibles. Cuando el conngolito promedio actúa, ellas también. Los unos construyen, las otras desaparecen.
Es en teoría, en el pensamiento, en la abstracción, en el mundo interpretado, donde pequeños montículos de, acaso tierra, acaso materia, se erige, metamorfosis mediante, en insalvables Everest mentales que, como bien cabe suponer, anularan voluntades de llegar a otros pagos.

Traslucido

Hay tiempos que se escapan por la tangente disfrazados de descuido, abismos de los cuales nunca nadie ha caído y soles que no escatiman pereza. Pero los tiempos de las pausas, aquí también se caracterizan por su finitud.