Cuando un conngudo se encuentra con otro, el tiempo del Conngo colapsa. De modo tal que cada uno invierte en el mitín la tercera parte de lo que se lleva. Complicadas maniobras que le permiten al conngudo ser maestros en el arte de robar tiempo.
Los conngueños, en cambio, no perciben sus encuentros. La oportunidad de actuar en la cuarta dimensión es transparente para ellos. Los conngueños se quejan mucho de su soledad.
El conngués es quien más valora su capital. Examina con detalle cada instancia, tanto como su pre y posterioridad. Cuando un conngués actúa se revoluciona el Conngo.
Los conngolitos han aprendido que sus conexiones son tan poderosas como improbables. El tiempo con ellos no colapsa, sino que es sometido a su voluntad.
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