Las vías rápidas estaban allí cuando llegaron los sabios primeros. Ninguno se vio sorprendido por tamaña construcción. Tampoco se preguntaron adonde lleva cada una de ellas.
Con el tiempo fueron arribando las diversas oleadas de sabios. De este modo, los ya nativos aprendieron el destino de los caminos al indagar la procedencia del migrante.
La autopista verde conecta con las Dunas del Misterio. Allí los calles son sinuosas y los semaforos amarillos. Escapar de sus arenas implica atreverse a acelerar y no temer la aparición de terceros por entre las dunas.
La ruta de la luna termina en la Tierra Oscura. Son tierras donde la luz no ha sido inventada aún. La vida se desarrolla felizmente entre sombras y opacidades. Cuando un lugareño logra ver algo es inmediatamente desterrado por loco. El Conngo no tiene reparos en brindar asilo político en estos casos.
La vía del coyote ha visto la llegada de solo tres inmigrantes. Camello, León y Dragón. Sólo el último pudo adaptarse al Conngo. León sigue peleando por volver y Camello todavía no pudo percibir que ya ha partido.
Por último tenemos la senda de la muerte. Nunca nadie ha visto quien la transite, a pesar de lo cual mucho alegan haberlo hecho. Los sabios primeros dicen que allí descansan los sabios primeros.
Y que no quieren ser molestados.
Con el tiempo fueron arribando las diversas oleadas de sabios. De este modo, los ya nativos aprendieron el destino de los caminos al indagar la procedencia del migrante.
La autopista verde conecta con las Dunas del Misterio. Allí los calles son sinuosas y los semaforos amarillos. Escapar de sus arenas implica atreverse a acelerar y no temer la aparición de terceros por entre las dunas.
La ruta de la luna termina en la Tierra Oscura. Son tierras donde la luz no ha sido inventada aún. La vida se desarrolla felizmente entre sombras y opacidades. Cuando un lugareño logra ver algo es inmediatamente desterrado por loco. El Conngo no tiene reparos en brindar asilo político en estos casos.
La vía del coyote ha visto la llegada de solo tres inmigrantes. Camello, León y Dragón. Sólo el último pudo adaptarse al Conngo. León sigue peleando por volver y Camello todavía no pudo percibir que ya ha partido.
Por último tenemos la senda de la muerte. Nunca nadie ha visto quien la transite, a pesar de lo cual mucho alegan haberlo hecho. Los sabios primeros dicen que allí descansan los sabios primeros.
Y que no quieren ser molestados.
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