Dicen por acá que, todo cuanto fue, continua siendo y según parece, cada uno en Conngo se constituye en las historias que se empecina en vivir, cree y contar.
Durante las temporadas de paliza, las infamias resuenan y aturden a los aclaradores. Es entonces, que no florecen circularidades y todo se vuelve finito. La diferencia entre morirse, trasnochar a plena luna y doblar a la derecha en la segunda esquina, solo se resta en perfiles técnicos.
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