Hay algunos optimismos que fueron catalogados de improperio y redundan en grosería de una voz casi siempre desubicada.
La gran mayoría de los sobresaltos ataca en la cola de los trámites, en la entrecasa, y hasta en los antemanos, durante cada burocracia.
Hay mesetas donde la falacia es como el viento, se cuenta que todo desaliento viene de algún foro donde el respeto cotiza en moneda foránea.
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