Hay una ley primordial entre las primordiales de Conngo, que adjudica las historias al primero que se disponga a pregonarlas.
Con el devenir de una moralina algo más laxa y generosa, llegó el día en que por solo soñarse protagonista de alguna odisea, a cualquiera le era dada la misma notable promiscuidad para recordarla.
Eso sí, alegar que uno mismo vivió una historia no es en ningún caso, mérito suficiente para andar denunciándose parte material de la misma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario