Fisicas

Insistimos de cuando en vez creyendo advertirnos de una realidad trascendente que no deja de suponerse constante. Este axioma, que de partida se acepta valido, configura la raíz mas cubica del absurdo.
En los corrales donde anidan los pollos esféricos, en cambio, amenacen metáforas y casi todo tiene el aroma y la forma de aquello que no necesita del entendimiento.

De los Sutzys

En el Conngo la evolución es eventual e intuitiva. Los coherentes de la zona se saben parte de la colmena y dejan crecer los sentidos emergentes para que devengan solitos y solos.
Los conngolitos aman el azar y gastan sus días provocando riesgos sutiles y cantando el vale cuatro a la vida.
Los conngudos, por el contrario, son paridos por lo estatuido. Pretenden de la plenitud respuestas a interrogantes que nunca amagan enunciar. Como bien sabemos los conngudos no terminan de existir.
De estos últimos son hijos los Sutzys. Seres ventanales que se transparentan en lo Real y que, a su capricho, logran opacarlo.

Influencias

En los medios de la mitad del Conngo, las noticias nunca se inclinan por la incerteza.

Se sabe que los chismes son fractales infinitos y por lo tanto nadie cae en la trampa de creerle en un rumor que habita y se sostiene otro rumor más engreído.

En cualquier caso y aunque no se dude de su popularidad, toda tertulia oída al pasar, a la larga resulta ajena.

Desapegos

En el Conngo es posible verse viendo el propio caos y al mismo tiempo seguir andando bajo la suposición de que, al igual que cualquier otro azar, la existencia carece de sustentos y por lo tanto es volátil.
Jamas avisa sobre cambio de frente alguno.

Propiedades

Hay una ley primordial entre las primordiales de Conngo, que adjudica las historias al primero que se disponga a pregonarlas.
Con el devenir de una moralina algo más laxa y generosa, llegó el día en que por solo soñarse protagonista de alguna odisea, a cualquiera le era dada la misma notable promiscuidad para recordarla.
Eso sí, alegar que uno mismo vivió una historia no es en ningún caso, mérito suficiente para andar denunciándose parte material de la misma.

sobre los tiempos 1

En los relojes de polvo y ceniza se pasan verticalmente los segundos que anteceden a la muerte, casi como en estas latitudes, solo que en Conngo, cada uno es un poquito más amo y señor de su propio reloj.

Andadas en el Conngo

Todos sabemos que el Conngo desconfía de los lugares comunes. Es por eso que, en estas tierras, nadie hace camino al andar. Los sabios primeros han enseñado, y los conngolitos aprendido, que el andar es un mero ejercicio visual. Una instancia de observar, no pasos pasando, sino huellas siempre pasadas y ordenadas al azar.

Los conngudos se desesperan estudiando ciencias que permitan recuperar el camino diluido entre tantos pisotones; los conngueños miran las huellas y lloran añorando patas ignotas.

Los conngolitos, por el contrario, saben que nada tiene más sentido que ese vacío que se desprende de las huellas. No lloran ni estudian. Pasan sus días jugando a dejar las propias.